Las alcaparras crudas no tienen un sabor agradable, por lo que los brotes se ponen en remojo con salmuera y vinagre para encurtirlos. Después se le añade estragón y otros condimentos Durante el encurtido se producen ácido cáprico y glucósicos, que son los que dan a las alcaparras su sabor picante.
Las alcaparras son alimentos antioxidantes debido a su contenido en flavonoides, ácido ferúlico y ácido sinápico. Contiene el mismo componente anticancerígeno del brécol (la sigrina) relacionado con la prevención del cáncer de mama, de estómago y de colon.
Debido a su alto contenido en flavonoides (10 g de alcaparras contienen 65 mg de flavonoides) son antioxidantes y buenas para el sistema cardiovascular.
Además reducen el colesterol y la circulación sanguínea.
Al contener vitamina K, las alcaparras nos ayudan a mantener los huesos sanos y fuertes.
Las alcaparras están cargadas de fibra (100 g de alcaparras contienen 3,2 g de fibra), por eso reducen el estreñimiento.
Maridaje: Las alcaparras saladas o encurtidas se usan como aperitivo o aderezo. Son un ingrediente en la cocina mediterránea. Cuando están listos para la recolección (mediados de abril en el clima del que son originarias), son del tamaño de un grano de maíz, de color verde oscuro. Se encurten en una solución de vinagre y sal y son un condimento en pizzas, salmón ahumado, ensaladas o platos de pasta. Otros usos culinarios destacados de las alcaparras son la universal «salsa tártara», de la que es un componente esencial; el ajiaco santafereño en Colombia y la «hallaca» tradicional elaborada para la época navideña en Colombia y Venezuela.
Se pueden añadir como un sustituto de la sal al cocinar salmón, pollo, pavo, carne, verduras o ensaladas.
Entre otros usos, se utilizan para aderezar platos calientes.
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